Comenzamos nuestra ruta en el pueblo de Oneta. Más concretamente, en la parte suroeste del pueblo. Nuestro destino de hoy son las Cascadas de Oneta. Esta ruta nos lleva no a una ni a dos, sino a tres diferentes cascadas en una ruta adaptable a todos los públicos, con distinto nivel de dificultad. Nos vamos al río Acebo, en Villayón, un concejo en occidente de Asturias, que se engloba turísticamente en el denominado Parque histórico del Navia.
Cómo llegar
Lamentablemente, la única forma de llegar a Oneta es en coche, ya que no existe trasporte público hasta el pueblo.
Desde Navia: se toma la AS-25 (autovía Navia-Villayón) pasando por las localidades de San Pelayo, Arbón, La Zorera, La Folguerosa, Martintorín, Castañera y Villayón hasta llegar a Oneta.
Desde Luarca: podemos tomar tomar la AS-36 (Luarca-Villayón) hasta Oneta.
Aparcamiento
Se puede estacionar en el aparcamiento público situado directamente en la entrada de Oneta, cerca del inicio de la ruta señalizada.
En este mismo punto nos encontramos la oficina de información turística del Ayuntamiento de Villayón. Si vais con visitantes que no entiendan bien español, la guía habla inglés, lo cuál resulta de ayuda. En la oficina también proporcionan información sobre otras rutas de senderismo como la Ruta al Dolmen de Barandón e información útil sobre destinos turísticos dentro del Parque histórico de Navia y otros atractivos del concejo de Villayón. En este punto encontramos el Albergue Cascadas, con servicio de comedor durante temporada alta, y con bar abierto todo el año, perfecto para refrescarse al terminar la ruta.
Primera cascada: la Firbia
La primera parte del paseo transcurre por un camino rural rodeado de prados y huertas. A lo largo del camino, el río nos da la bienvenida acompañandonos con su melodía huidiza entre campo y campo. En el último tramo hasta la primera cascada el camino, hasta aquí prácticamente plano, se estrecha y se vuelve cada vez más empinado. Sin embargo, esta parte de la ruta es adecuada para principiantes o para familias con niños. Tras unos 1200 m, nos espera la primera cascada, la Firbia. Con una altura de unos 15 m, la Firbia es impresionante tanto visual como acústicamente. La mayoría de los turistas se quedan alrededor de esta cascada a disfrutar del paisaje, hacer un picnic o incluso darse un pequeño chapuzón en verano.
Camino hacia la segunda cascada de Oneta: la Ulloa
Seguimos el río Acebo aprovechando el curso de una antigua presa que nos conduce al molino situado a unos 150 metros. Este molino, utilizado hasta no hace mucho por los habitantes de los pueblos de alrededor para moler cereales y maíz, es visitable y, aunque no está completo, las piezas que han resistido al paso del tiempo nos permite hacernos una idea de la importancia de estos edificios en la sociedad rural Asturiana.
Seguimos río abajo por el bosque. La vegetación es exuberante y se desarrolla un típico bosque atlántico y bosque de ribera caracterizado por fresnos, robles, alisos y castaños. En el camino nos topamos con numerosos manantiales que surgen de entre las rocas, por lo que es importante llevar calzado de montaña e impermeable.
Continuamos siguiendo el curso del río y a unos 300 m aparece la segunda cascada, la Ulloa. Es menos vertical que la Firbia, pero no menos bella. Aquí cruzaremos el río por primera vez para llegar al otro lado.
Tercera cascada de Oneta: la Maseirúa
Esta parte ya no es apta para principiantes o niños. El camino ya no está claramente señalizado y llega a ser muy empinado en algunos puntos, teniendo que seguir por presas de molinos o cruzar cursos de agua en un par de ocasiones. La última cascada, La Maseirúa, está a un kilómetro de la segunda. Para los excursionistas en buena forma, no os perdais la oportunidad de seguir esta última parte de la ruta hasta la tercera cascada.
Debido a la exuberante vegetación de esta zona, hay que tener especial cuidado para no perder el camino, ascendiendo hasta dejar el río muchos metros bajo nuestros pies, al fondo del valle, y descendiendo después abruscamente en zigzag por la ladera de la montaña hasta el mismo. Para aquello que se atrevan, la recompensa está esperando, la Maseirúa, última cascada y la más hermosa de esta ruta, se presenta ante nosotros.
Si quieres saber dónde comer, dónde tomar algo o dónde dormir cerca de esta ruta no te pierdas este post.
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